La ilusión del "ahora"

18.04.2022

Cuando miramos al cielo nocturno vemos muchas pequeñas luces a las que llamamos estrellas. Cada uno de esos cuerpos celestes sólo se pueden ver una vez la luz que emiten llega a nosotros. Sí, la luz viaja muy rápido, pero las distancias en el cosmos son inconmensurables. Desde que una estrella emite luz hasta que nos llega (hasta que somos conscientes de que ahí hay una estrella) puede pasar mucho tiempo. Mirar el cielo estrellado no es sino contemplar cómo eran las estrellas. Nuestro ahora es su pasado y su ahora será nuestro futuro.


Resulta ilógico pensar en que percibimos cosas, no como son, sino como fueron. En nuestro día a día nada puede escapar de la estructuración cronológica, de la temporalización lineal. Nos creemos inmersos en un ahora inexistente, pero, a su vez, infinito. Porque el ahora es lo único que tenemos y de lo que, a la vez, carecemos. Mientras que lo que ocurre aquí en la Tierra, una vez ocurrido se vuelve pasado y deja de tener conexión con el presente, en el espacio exterior el tiempo se deconstruye. Ya no es una línea rígida, inamovible. En él el presente se entrecruza con la percepción de los hechos pasados.


¿Cómo poder afirmar entonces la realidad de lo que nos rodea, de todas estas estrellas y galaxias cuya luz nos llega tiempo después? No conocemos cómo es el cosmos, sino cómo fue. Cómo en verdad es el cosmos, en lo que llamamos presente, será la futura imagen que tengamos de él. Vivimos desconociendo la realidad que nos rodea, nos sabemos perdidos. Podemos tratar de amoldar todo lo que percibimos bajo una temporalización cronológica y sostener que todo lo que percibimos en el "ahora" es la realidad presente. Pero ello supondría sostener que el pasado del cosmos es su presente, sostener que la realidad del cosmos es su realidad pasada, doblando así la línea temporal para volverla una curvatura sobre la que se van desplazando la luz de las galaxias y las estrellas.


Siempre nos hemos creído con acceso al presente, es más, creíamos que era lo único a lo que teníamos acceso. Pero resulta que percibimos lo que ya pasó, percibimos una realidad ya inexistente. Vivimos en una inexistencia creyendo dar pasos firmes sobre algo real. Pero puede que ese "algo real" ya no exista...¿quién sabe? Tendremos que esperar para poder alcanzar a darnos cuenta. Aunque, ¿acaso tiene sentido esperar en un cosmos en el que el presente y el ahora se entrelazan como se cruzan los dedos de las manos de dos amantes cuando se juntan?


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