Riesgo

Hay riesgo en el vivir, pero es un hermoso riesgo que embellece la vida. Hay quienes toman ese riesgo, que bailan en él y los que se dicen cuerdos llaman locos a los que bailan y los llaman así porque no pueden escuchar la música. Bailemos.
Y si nos caemos, vayamos hasta el fondo, porque sólo en ese momento no quedará otra opción que subir. Y esos puntos de inflexión a veces son necesarios, esa subida y bajada que nos deja tan revueltos como una montaña rusa, pero que cuando las vemos tiempo después, echando la vista atrás, nos damos cuenta del efecto que realmente tuvo en nosotros, de la diferencia entre lo que éramos y somos ahora. Una diferencia que a veces necesita de perspectiva para poder verla, necesita del transcurrir del tiempo.
No viene mal echar de vez en cuando la vista atrás para ver de dónde venimos. Esto nos ayudará a pensar hacia dónde vamos, porque lo queramos o no somos "futurición" como diría Ortega y Gasset. Mientras que la acción está en el presente la mirada está en el futuro, aunque a veces un tanto distraída. Porque no es fácil decidir en qué lugar poner nuestra vista, no es fácil decidir que queremos. Pero, aunque difícil de tomar esta decisión, nos tiene que reconfortar saber que no estamos solos en ella, que hay personas a nuestra lado, que las ha habido y que las habrá ¿siempre las mismas? Quizás sí quizás no, eso lo irás descubriendo, a la par que descubres cada nuevo día. La compañía nos puede ayudar a decidir hacia dónde mirar, y, sobre todo, nos puede ayudar a sacar la mejor lección de aquellas subidas y bajadas, a mejorar, mejorar juntos, porque cuando estás junto a alguien, si le quieres, le impulsas a mejorar.
El querer es motor vital, para el que quiere y para quien es querido, porque cuando sabes que ver sonreír a otra persona hará que tú también sonrías, entonces no dudas en intentar conseguirlo. Es lo que tienen los vínculos que hacen de dos una única felicidad. Es bonito, no lo voy a negar, pero también es arriesgado. El querer es en este aspecto como el vivir: un hermoso riesgo. Puede llegar a doler como ninguna otra cosa, aunque nunca dolerá tanto como para que no merezca la pena por todo lo que nos da.
A veces la vida se puede volver fatal, es más, Ortega y Gasset nos dice que la vida es "fatalidad". Sobre esto escribe en su obra "¿Qué es filosofía?" : "El presente en que se resume condensa el pasado, el pasado individual y el histórico, es, pues la porción de fatalidad que interviene en nuestra vida y en este sentido tiene esta siempre una dimensión fatal y por eso es un haber caído en una trampa. Sólo que esa trampa no ahoga, deja una margen de decisión a la vida y permite siempre que de la situación impuesta, del destino demos una solución elegante, y nos forjemos una vida bella." Para este filósofo la vida es "fatalidad" porque en ella nos toca hacer frente a una circunstancias que no escogemos y que quizá no nos dejan hacer todo lo que quisiéramos. La pandemia del covid es un claro ejemplo de esto. No podíamos vernos, salir con nuestros amigos o viajar por mucho que quisiéramos en ese momento. Pero, a pesar de ello, somos libres para decidir cómo actuar frente a dicha "fatalidad".
En esa libre actuación podemos hacer de la vida algo bello, incluso en las peores circunstancias. Hay en la vida materia para hacer de ella algo bonito, para hacer arte. Así que seamos artistas como los que define Nietzsche: "el artista es el hombre que danza encadenado". Cada uno estará cargando con sus cadenas, tanto individuales, como aquellas con las que cargamos como sociedad. Pero, a pesar de todo... no dejemos de bailar. Dancemos como buenas artistas sacando de la desdicha una delicia y haciendo de esta vida algo más bello.